Ayer me llamó un buen amigo por teléfono para decirme que un amigo común se había matado hacía dos días en un accidente de coche.
Todavía estaba intentando asimilar la noticia cuando esta mañana, al salir de casa me he encontrado a un obrero sudamericano medio tirado en el suelo. Vivo en una zona donde hay muchos latinos, y estoy más o menos acostumbrado a ver a algunos de ellos con unas moñas tremendas; no les sienta nada bien el alcohol, aunque no suelen motar bronca. Simplemente se cogen una cogorza descomunal hasta caer redondos y sin sentido.
Pero bueno, primero pensé que podía estar algo borracho, pero me pareció raro, no sé muy bien porqué había algo que no encajaba. Me he acercado a él junto a un par de chicas que estaban esperando a mi lado para cruzar la calle. El hombre se agarraba el pecho y se tocaba la cabeza alternativamente; nos dijo que ayer había tenido un golpe muy fuerte en la cabeza, y que hoy, cuando se incorporó al tajo, se encontró mal. Se acercó a un centro de salud que hay en mi misma calle; el mismo que me corresponde a mí, donde le dijeron que lo sentían, que allí no atendían urgencias y que le daban cita para las 6 de la tarde. Demencial. Junto a nosotros estaba un policía municipal de tráfico y mirándonos con cara de esto no va conmigo hasta que le dije que llamara una ambulancia. Con los nervios se me olvidó decir por favor, pero reaccionó, cogió su radio y llamó al Samur.
El pobre obrero no podía ni hablar. No le salía la voz del cuerpo. Me fijé en sus manos. Eran grandes y fuertes, y tenía varios de sus dedos con las uñas retorcidas y como m,etidas en la carne; con ese aspecto que tienen cuando crecen de nuevo tras habertelas machacado de un martillazo.
Cuando llegó el Samur, bastante rápido, todo hay que decirlo, los que estábamos allí con él, las dos chicas y yo, nos dirigimos al tren para intentar llegar al trabajo lo antes posible y allí le dejamos.
Aunque uno se haga a la idea de que cualquier día le puede tocar a una persona conocida, cercana o a uno mismo.... supongo que inconscientemente pesa más la idea de que nos a morir de viejos y que eso queda muy lejos. Y no.
Puede ser hoy mismo.
